El Bienhablao

Repertorio de vocablos (La Manchuela)

Prólogo - Larry Fedorowick

Para mí, El Bienhablao es mucho más de lo que podemos entender por diccionario.

Un diccionario es una recopilación comprensiva y amplia de palabras que pretende representar todo un idioma. Al contrario, El Bienhablao, más que una mera lista de palabras, definiciones y ejemplos, representa una amplia muestra de la cultura de mi rincón favorito de España.

Una gran parte de la cultura, en su forma más vital, se manifiesta en el lenguaje que utiliza la gente en sus vidas cotidianas, y es la gente, junto con su forma de ser, lo que da color a cualquier parte del mundo. Eso pienso, ya que de este mundo conozco bastantes lugares y culturas. Ahora quizás esto me lleva a la pregunta: ¿Qué sentido tiene que un extranjero escriba un prólogo para El Bienhablao?

Bueno, tal vez me lo han pedido para dar una perspectiva diferente, ya que el extranjero observa y vive las cosas libre de la rutina y suspicacias de los lugareños, viéndolo todo de una forma más global; o quizás sea porque yo estaba presente cuando nació y vi como daba sus primeros pasos. Llegué a pasar doce años en España, y durante todo este tiempo, nunca encontré un lugar en el que me sintiera tan a gusto como en La Manchuela, donde llegué a tener, y tengo, muchos amigos, los cuales me ayudaron a introducirme y disfrutar de la cultura de la zona.

Es una cultura muy peculiar, festiva y aunque aparentemente simple, está llena de matices y particularidades que la hacen singular. Para mi era un placer cuando nos juntábamos, donde fuera, y cada cual contaba historias repletas de chistes, anécdotas y referencias. Al escucharles, lo más normal es que, a pesar de dominar bastante bien el castellano, tuviera que preguntarles qué significaban algunos de los términos que se me escapaban y que no conseguía encontrar ni en el Diccionario de la R.A.E. de la Lengua, lo cual me dejaba algo descolocado. En aquellos momentos, me daba cuenta como brillaban los ojos de mis colegas, como si al definir las palabras, por un momento estuvieran viviendo su cultura desde los ojos de un extranjero, preguntándose como algo tan corriente y natural para ellos, podía llamar la atención y asombrar a un canadiense.

Quizás fue por esto que cada vez que iba al pueblo, algunos de ellos se encargaban de explicarme los significados de las palabras más emblemáticas o divertidas de la zona.

Uno de estos amigos es Ángel Mora; fue él quien se encargó de hacer lo que parecía un reto muy difícil, escribir un diccionario de la zona. Angel tuvo la idea de recopilar todas esos localismos, pero en cierta forma El Bienhablao es algo que pertenece a todo un pueblo. Recuerdo, al principio, momentos cuando se reunían los amigos, -sin ser conscientes del verdadero valor que tenía-, y aportaban palabras, definiciones y ejemplos que salían por si solos, por el gusto que tiene la gente de pasarlo bien y compartir sus historias.

Todo esto me contagió también, hasta que hice mi propia contribución. Fue en aquellos años que compusimos, unos amigos del pueblo y yo (VITAMINA VIL), una canción de Rock que se llama El guiri en el majuelo. Se trata de la historia de un extranjero que iba en un avión que se estrelló en medio de un majuelo. Luego, justamente con la ayuda de un diccionario que se encontró, el guiri empezó a aprender los costumbres de la zona y a ser una persona bienhablá.

Hay otra cosa que distingue El Bienhablao de un diccionario normal y corriente. Un diccionario es un libro de consulta, suele ser académico, aburrido; con gran cantidad de palabras, páginas y contenidos que hacen de tales libros muy útiles e importantes, pero también olvidados, terminando normalmente en las estanterías criando polvo. Al contrario El Bienhablao, tal como el lenguaje que contiene, es algo vivo y divertido. Yo tenía una copia de una de las primeras ediciones en casa y fueron muchas las ocasiones que la saqué junto con unos amigos de la zona, de cualquier parte de España, o incluso de cualquier parte del mundo, (o sea, con otros ¨guiris¨) y la ojeábamos, buscando palabras, definiciones, ejemplos; y a la sombra de unos chatos de vino pasábamos muchos momentos en los que terminábamos muertos de la risa, y eso no suele ocurrir con un diccionario. Al abrir El Bienhablao dábamos la espalda al aburrimiento y nos alegraba el alma. Siempre acabamos con alguna palabra o fleje que nos acompañaba allá donde fuéramos, y con su sola pronunciación nos llenaba la boca de risas, y nos servia como si fuera un código secreto que nos unía más entre nosotros, ya fuéramos japoneses, alemanes, canadienses o del pueblo.

Cuando llegué a España a mitad de los ‘80, parecía que la gente joven de España desestimaba su propia cultura en favor de la cultura del extranjero, pero esta tendencia no duró mucho. Poco después, la gente recobró su orgullo en su propia cultura, y hoy en día lo celebran por todo el país y claro, también en el majuelo.

Este es un libro para disfrutar en compañía de todo aquel que tenga ganas de borrarle la mala cara a esta vida que nos acelera y no nos deja disfrutar de las cosas cotidianas, pero alucinantes que tiene.

Gracias a El Bienhablao el avío que llevo en mi fardel nunca se acabará.

Larry Fedorowick
Saigón, privamera 2008